¿Por qué siempre me enamoro de quien no me elige?

relaciones tóxicas, apego ansioso, abandono emocional, amor no correspondido, heridas de infancia, psicología del amor.
El mismo patrón, una y otra vez…
Hay una pregunta que escucho en consulta más de lo que quisiera:
“¿Por qué me enamoro siempre de quien no me elige?”
Y lo dicen con tristeza, con rabia, con una mezcla de vergüenza y cansancio.
No es casualidad. No es mala suerte.
Tampoco es que “todos los buenos ya estén ocupados”.
Es un patrón. Un eco emocional. Una escena que se repite porque aún no ha sido escuchada del todo.
Amar desde la herida
Cuando alguien nos hace sentir pequeños, cuando ignorar nuestros mensajes nos destroza, cuando sentimos que estamos rogando migajas…
No es amor. Es la herida hablando.
Muchas veces, detrás de ese “me enamoro de quien no me elige” hay una infancia marcada por la espera:
espera de atención, de mirada, de cuidado.
Un padre ausente. Una madre distraída. Un hogar emocionalmente frío.
El cuerpo recuerda lo que la mente niega.
Por eso, cuando alguien nos ignora, se activa el viejo deseo de que esta vez sí nos amen. Esta vez sí nos escojan.
No es falta de amor. Es exceso de abandono.
No te falta amor. Te sobra fidelidad a tus heridas.
Y esas heridas duelen, pero también te enseñan.
Te enseñan qué no mereces. Qué no quieres repetir.
Y sobre todo, te muestran la urgencia de elegirte a ti primero.
Un nuevo comienzo
¿Y si esta vez eliges distinto?
¿Y si dejas de correr detrás de quien no te ve y comienzas a mirar hacia dentro?
Amar no es mendigar.
El amor no se fuerza, no se arranca.
El amor que duele no es amor: es un mensaje esperando ser comprendido.
Tu tarea no es gustarle a todo el mundo.
Tu tarea es sanar lo que te hace quedarte donde no hay lugar para ti.
¿Te resonó este texto?
Guárdalo. Léelo cuando quieras volver a escribirle a quien ya te demostró que no está.
Y recuerda: mereces un amor que también te elija.