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Neurosexualidad emergente: cuando tu deseo no depende de ti (sino de tus neurotransmisores)

Neurosexualidad emergente: cuando tu deseo no depende de ti (sino de tus neurotransmisores)

¿Y si tu “baja libido” no fuera falta de amor ni trauma oculto? ¿Y si fuera tu dopamina? La neurosexualidad propone ver el deseo como una danza química, no solo emocional.

¿Y si no estás desconectado de tu pareja… sino de tu cuerpo?

Spoiler:

El deseo no vive solo en la mente ni en el corazón.

Vive en la sinapsis, en la dopamina, en la serotonina y en ese cóctel loco que tu sistema nervioso agita —o no— según tu contexto.

Y si esto suena frío, pensalo así:

hay días en los que tu cuerpo quiere, pero tu cabeza está en modo avión.

Y otros donde te toca forzar algo que no aparece, porque “deberías”.

¿Qué es la neurosexualidad?

Es un enfoque que estudia cómo los neurotransmisores, hormonas y estímulos cerebrales influyen en el deseo sexual, la excitación y el vínculo erótico.

No reemplaza lo emocional. Pero explica muchas cosas que antes se confundían con culpa, trauma o “problemas de pareja”.

Ok, pero ¿qué cambia en la práctica?

  • Tu dopamina sube con la novedad, la curiosidad, el juego. Si estás en rutina, se cae. Literalmente.
  • Tu serotonina afecta el humor, pero también tu capacidad para conectar desde el placer (si está baja, hay más anhedonia que deseo).
  • La oxitocina, esa hormona del apego, puede aumentar el deseo en vínculos afectivos… o bloquearlo si hay resentimiento acumulado.
  • El cortisol (estrés) es enemigo natural del deseo. Pero en algunas personas, lo potencia por mecanismos de escape.

Y encima, tus ciclos circadianos, tu dieta, tu estado anímico y hasta tu microbiota pueden afectar esto.

Sí, leíste bien: la flora intestinal puede influir en tu libido.

¿Y entonces… qué hago si mi deseo está apagado?

  1. Dejá de pensar que es solo un “problema de pareja”.
    A veces el amor está. El deseo… no. Y no todo está roto.
  2. Chequeá tu salud mental.
    Depresión, ansiedad, TDAH y burnout afectan la química cerebral del placer.
  3. Dormí mejor. Movete más. Alimentate bien.
    Esto no es consejo fit. Es regulación neurológica básica.
  4. Buscá estimulación erótica variada. No solo genital.
    El cerebro quiere sorpresa, no fórmula.

Conclusión: no sos una máquina rota. Sos una orquesta química desacompasada.

Y si tu deseo está dormido, no es porque seas menos valioso.

Tal vez… solo necesitás afinar los instrumentos.

Porque el deseo no se exige.

Se cultiva.